
Atenas es una ciudad que no suele dejar la mejor impresión en los visitantes. Es caótica, el tránsito es infernal y la arquitectura se resume mayormente a miles de edificios cuadrados con muchos balcones pero con poca gracia. Hace dieciocho años, Atenas fue la primera ciudad de Europa que visité y me quedé algo decepcionado. No encontré las construcciones grandiosas y elegantes que imaginaba abundantes en cualquier capital europea digna de su nombre. Si se hace extracción de la Acrópolis y algunos otros vestigios de la antigüedad, el centro de Lima resulta mucho más interesante desde un punto de vista arquitectónico. Hace unos meses volví a esta ciudad con una mirada más madura y con la ventaja de tener algunos amigos locales que me mostraron algunas de las virtudes de su ciudad. Los atenienses disfrutan mucho del buen comer y de la buena vida. Lo que Atenas no tiene en arquitectura lo tiene en energía, y es justamente probando su noche que se puede disfrutar mejor de su esencia. Seguir leyendo...