
Su rostro nos comunicaba paz y hospitalidad. Era la suegra de nuestro chofer. Una mujer de origen somalí y edad indeterminada. Le pregunté con gestos si podía tomarle una foto y comenzó a posar de manera casi profesional en la choza que servia de cocina. Su mirada me marcó. Cuántas cosas habrán visto esos ojos que ahora me miraban vidriosos y azules, quizás a causa de cataratas oculares. El hecho de sentirnos bienvenidos en un sitio fue una agradable sorpresa. Kenia es un país geográficamente hermoso y culturalmente interesante, pero como viajero es difícil tener un intercambio con los locales que no tenga un matiz económico. Creo que la frase más recurrente que escuchamos durante el viaje fue: –– Hey Muzungu, give me my money! –– Muzungu es el equivalente swahili de ‘gringo’. Escuchar esta frasecita por enésima vez, sobre todo cuando se hace de una manera agresiva, termina por cansarte. Por eso ver los rostros sonrientes de South Horr y ser invitado a sus casas y ceremonias fue una experiencia bienvenida en este viaje de un mes por tierras keniatas. Seguir leyendo...