
Una de las cosas más valiosas que he aprendido en mi vida es a rebotar. Y cuando digo rebotar me acuerdo claramente de esa pelota roja de jebe que adoraba cuando era chica. Mientras más fuerte la tiraba contra el piso, más alto rebotaba. Era mágica, era invencible: parecía que desafiaba la fuerza de gravedad con orgullo y hasta con furia. ¡Siempre rebotaba más alto, más fuerte! Hay un concepto que se llama resiliencia, que es la capacidad de adaptarse positivamente a situaciones adversas. Pero rebotar es diferente. Es mucho más que... Seguir leyendo...