
Diciembre 2012, estudiante universitaria de 20 años, un par de semanas de retraso menstrual. Recuerdo que estaba asustada, que días atrás me había hecho una prueba de orina y que había salido positiva. Recuerdo también que no quería aceptarlo y que me hice cuanta prueba pude para estar totalmente segura. Todas salieron positivas. Ahí estaba yo, pues, chica arequipeña de colegio de monjas, pronta a ser madre joven y soltera: ¡todo un descaro para la sociedad! Y digo soltera porque, si bien por esa época el papá de mi bebé... Seguir leyendo...