
Ha sido una semana intensa en la que he tenido la grata oportunidad de encontrarme con el maestro Krzysztof Penderecki todos los días desde su llegada. Primero, el lunes para una entrevista en su hotel, la cual tuvo la deferencia de ofrecer, a pesar del enorme cansancio luego de 37 horas de viaje en varias peripecias. Estas incluían la pérdida de su conexión en Ámsterdam y tener que aterrizar de emergencia en las Islas Azores por un pasajero enfermo, además de haber llegado sin maletas. Seguir leyendo...