
Le fascinaba el aspecto de la música sobre el papel. Hacia 1950, a los diez años de edad, Frank Zappa se la pasaba dibujando. Cuando asistió al funeral de su abuela, unas gráficas lo sorprendieron en el acto. Eran unas partituras. «No tenía ni la más puta idea de cómo sonaban. Quiero decir, era tan ignorante, que pensaba que todo lo que hacías era tener una idea por el aspecto de cada nota. La dibujabas y luego encontrabas un músico que pudiera leerla… y así es como lo hacías», recordó años más tarde sobre ese primer... Seguir leyendo...