Lo ocurrido el último fin de semana fue lamentable. El ave fue arrollada por el balón y luego por los jugadores, de forma involuntaria, y falleció el martes producto de las heridas internas.
Sin embargo, y a diferencia de lo ocurrido con una lechuza en el campeonato colombiano, el árbitro frenó el partido y atendió al ave, llevándosela a un encargado, mientras los jugadores aguardaron respetuosos.
Parecía mejor, pero lamentablemente murió. El pájaro era muy frágil, sobre todo siendo pichón”, lamentó el administrador del estadio Moisés Lucarelli, Odair Marcucci.