De cariño, le decían ‘Chuto’ o ‘Cabezón’. Era un hincha de Alianza que un día se puso el uniforme de la Policía y dejó de jugar al estilo del “maestrito Ñol”, como le decían sus amigos. Lo hizo porque quería ayudar en casa y los estudios universitarios eran caros. Esta es la historia de César Vilca Vega.
Con 22 años, el suboficial Vilca había tenido que renunciar a muchas cosas: dejó de estudiar ingeniería de sistemas en la universidad para ahorrarle un gasto a sus padres. Tuvo que dejar atrás la intención de ingresar a la Marina, porque no fue aceptado. Y tuvo que dejar a su familia infinidad de días por su trabajo.
Reina Vega, su madre, cuenta que ingresó hace tres años a la Policía y que, hace solo unos pocos meses, empezó un curso en la Dinoes, cuando fue designado para la Operación Libertad: “Llamó y nos dijo que se iba a un operativo, que iba a subir a un helicóptero. Esa fue la última vez que hablamos”, contó al programa “A las once”.
“Recordar que la actitud es la madre de la suerte. Toda vida tiene sus reveses y enfrentarlos es lo que nos mantiene vivos”, se lee en su cuenta de Facebook. Él enfrentó la situación más difícil de su vida y hasta renunció a su propia seguridad al decirle a su compañero Luis Astuquillca que vaya en busca de ayuda. Eso, nada más, lo convierte en un héroe.