*Por Fernando González Olaechea*
Cuando Fenec, un lobo marino sudamericano de nueve meses encontrado hace unos días varado y golpeado en Punta Negra, vio de nuevo el mar, no apuró el paso como pudo pensar el espectador ansioso. Su reacción podría calificarse de retraída, desconfiada y hostil.
Sin embargo, la respuesta fue totalmente lógica, según el doctor Carlos Yaipén, director de la Organización Científica para la Conservación de Animales Acuáticos (ORCA), asociación encargada de reincorporar al animal a su hábitat natural, previa rehabilitación física.
“El animal fue agredido por humanos; es natural que cuando se vea rodeado por nosotros se sienta amenazado”, dijo en la playa Señoritas, acaso más bella por el color del mar en invierno y la sensación de haber presenciado un punto a favor de la vida silvestre.
El objetivo de la reinserción es que pueda volver a las colonias de lobos marinos en las islas del litoral limeño.
No son pocos los lobos marinos que terminan varados en las costas de Lima y mueren debido a maltratos de los pescadores. Según cuenta Yaipén, la clave es la educación y sensibilización, sobre todo en los niños.
Y justamente, entre todos los espectadores, en esta tarde soleada, había dos niñas emocionadas que fueron testigos de la liberación. Ellas llegaron a la playa con sus mamás, quienes son amigas del trabajo y llegaron porque una compañera suya, Lorena Cortez, es miembro de ORCA. Así es como funcionan las cosas en ORCA: alguien le pasa la voz a alguien y así van llegando, en su mayoría jóvenes, a aportar en la preservación de la fauna salvaje (la información sobre el voluntariado y actividades están en su web: www.orca.org.pe).
A Fenec la alegría se le notó recién en el chapoteo tímido. A los demás, en la sonrisa satisfecha de verlo por fin en el mar.